La risa es producto de lo que se le ha llamado
cómico, que se usa cuando algo es chistoso, chusco, festivo, jocoso, hilarante
o burlesco. La vida cotidiana está llena de situaciones chistosas, cómicas
que generan risa.
Aristóteles dice que “el hombre es el único
ser vivo que ríe.” Aunque la vida cotidiana esté llena de situaciones
cómicas, a éstas no se les puede considerar como artísticas porque la obra
de arte pugna por la contemplación estética y el placer de admirar la
obra.
Esto es que las situaciones chuscas de la vida, sólo son
eso, momentos cómicos de la vida, nacieron inesperadamente; pero su objetivo
no era causar risa, no tenían objetivo, simplemente brotaron de la
cotidianidad.
En cambio las obras de arte cómicas están hechas
por el hombre propositivamente, el objetivo de hacer reír.
Existen tres variedades de lo cómico: el humor, la
sátira y la ironía. Las tres mantienen una unidad y a veces se entrelazan
mezclándose entre la risa.
El humor como lo cómico en general, es crítica,
pero una crítica comprensiva y compasiva. Hay una desvalorización
hundiendo a lo que se presenta tan elevado, aunque el hundimiento no es
total. En el humor brota una risa contenida por la compasión.
La sátira es un grado mucho más profundo de
desvalorización del objeto a tal grado que se concluye que el objeto como
tal no merece subsistir, es la aniquilación del objeto.
La ironía es también una forma de crítica, revela
la inconsistencia de un objeto; pero no es generosa y compasiva como el
humor ni tampoco aniquiladora como la sátira. Es una crítica
disimulada, que se presenta de manera oculta en este trabajo explicaremos mejor
en que consisten cada una.
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